Por qué decimos NO a la legitimación del

Contrato Colectivo de Trabajo de la UANL

 

A finales de septiembre de 2022, el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León (STUANL) convocará a una votación de las trabajadoras y los trabajadores académicos y administrativos de esta universidad con la finalidad de “legitimar” el contrato colectivo de trabajo (CCT) que dicho sindicato sostiene con la rectoría de la UANL y que es la base de la relación entre los trabajadores y las autoridades universitarias. Esta convocatoria no es una iniciativa del STUANL o de la Universidad, sino una petición imperativa de las autoridades del gobierno federal a través de la Secretaría del Trabajo (ST), que a su vez responde a compromisos de condiciones laborales establecidos en la firma del Tratado México, Estados Unidos, Canadá (TMEC). Pero si bien esta iniciativa no ha surgido de una decisión autónoma de los trabajadores de la UANL, esta coyuntura nos puede dar la oportunidad de hacer oír nuestra voz en este proceso, de denunciar las anomalías y violaciones a los derechos humanos y laborales que ocurren de manera persistente en la UANL, y sobretodo de exigir un cambio radical de nuestras condiciones de trabajo. Por dicho motivo planteamos que una forma clara de hacer oír nuestra voz es votando NO a la legitimación del CCT-UANL por las razones que a continuación se enumeran:

1– El Contrato Colectivo de Trabajo de la UANL contiene diversas cláusulas que no se cumplen en los hechos concretos, pero además es un documento incompleto o al que se le han cercenado cláusulas de diversos derechos en las distintas negociaciones del STUANL con la Universidad, por ejemplo respecto de los servicios médicos, la jubilación, el pago de salarios a docentes y la cotización para vivienda.

2– La experiencia cotidiana de l@s trabajador@s de la UANL con el STUANL es de cerrazón y negativa de apoyo en cualquier caso de confrontación o abusos cometidos por las autoridades universitarias. En los hechos, desde hace varias décadas, el STUANL es un sindicato domesticado y entregado a los intereses políticos de la rectoría de la UANL, carente de una posición política autónoma, lo que lo convierte en defensor de las autoridades universitarias, y no de los trabajadores de la Universidad, como era su cometido al momento de ser fundado en los años 60 del siglo XX. Si en el proceso de legitimación a través de referéndum ganara el NO, el STUANL perdería la titularidad del CCT, con lo que tendría que trabajar para volver a ser el titular, lo que permitiría renegociar el CCT o incluso que surgiera otro sindicato o varios pero que esta vez sí fuesen verdaderamente representativos de los trabajadores de nuestra Universidad.

3– El voto por el NO en el proceso de finales de septiembre no significa la pérdida de ninguno de los derechos y prestaciones ya establecidos, puesto que la ley indica que si se rechazara el CCT actual, éste seguiría vigente hasta que entrara en vigor otro nuevo, que por Ley no deberá de pasar más de sesenta días después de la solicitud de revisión (Arts. 390 y del 399 al 400 Bis de la Ley Federal del Trabajo).

4– Entre muchas violaciones a los derechos laborales y humanos de los trabajadores universitarios, el caso del pago diferido de los salarios de los docentes por asignatura (la inmensa mayoría de los docentes universitarios) que implica que las y los profesores trabajen sin recibir salario medio semestre y en ocasiones durante todo el semestre, es un caso atroz. El hecho también vejatorio de que se exija un mínimo de 15 horas clase a los docentes por asignatura para que accedan a los servicios médicos universitarios es una violación flagrante del derecho humano a la salud. El STUANL no ha hecho nada para dignificar el trabajo de los docentes de cátedra. Sigue esgrimiendo el argumento de que se necesita acceder a una planta de tiempo completo para que el docente de asignatura sea reclasificado en su sueldo y pueda acceder a las prestaciones de ley, en lugar de pelear por establecer un nuevo contrato colectivo que rompa con este argumento falaz. Incluso algunas universidades privadas de Monterrey, aun con menos historia e infraestructura que la UANL, están alineadas con la Ley Federal del Trabajo y dignifican el trabajo de sus maestros de cátedra al otorgarles prestaciones como fondo de ahorro para el retiro e INFONAVIT al menos mientras dura el ciclo escolar, prestaciones que la UANL no provee a los profesores de cátedra bajo la justificación de que está regida por un obsoleto reglamento interno. Es aberrante la clasificación actual que jerarquiza a los profesores en diez categorías de pago (Asignatura A, B y C; Asociado A, B y C; Titular A, B, C y D), pues condena a los docentes que no son de tiempo completo a las categorías de pago más baja aun y que cuenten con el más alto nivel de estudios (doctorado) y una antigüedad significativa trabajando en la Universidad. Dichas categorías, que han sido ratificadas por décadas por el sindicato, implican que los docentes de las categorías de pago inferiores devenguen un sueldo no digno, además de que se reproduce la perversa práctica perversa de muchos directores de facultades cuando prometen plantas de tiempo completo a mansalva a quienes les muestren una lealtad sin condiciones. Los docentes de cátedra de la UANL no quieren seguir jugando a la promesa eterna de la planta de tiempo completo; exigen que se les dignifique en sueldo y prestaciones su trabajo ya, aun y que su trabajo sea por horas.

5– Pero si la situación de los trabajadores académicos es precaria, la situación de las y los trabajadores administrativos (secretarias, intendentes, vigilantes, jardinería, mantenimiento) roza la emergencia humanitaria. Además de las fallas ya enumeradas, en su caso enfrentan unos niveles salariales que difícilmente permiten vivir con dignidad a los trabajadores. La brecha que existe entre el salario promedio de los trabajadores administrativos de base y el sueldo promedio de un reducido grupo conformado tanto por docentes de alto nivel como por una minoría de funcionarios y directivos encumbrados, es cada vez más amplia.

6-El CCT de la UANL no incluye el crédito para vivienda que todos los trabajadores del sector público y privado gozan; es un derecho que el STUANL debió exigir hace décadas o que perdió producto de negociaciones hechas desde una perspectiva entreguista.

7– El CCT de la UANL no incluye el derecho de los trabajadores universitarios a recibir servicios médicos donde quiera que se encuentren en el país. Al contrario, si un trabajador de la UANL mueve su residencia fuera de Nuevo León, pierde sus derechos al servicio médico. El STUANL debió haber exigido desde hace décadas que los servicios médicos universitarios fueran compatibles con otro servicio médico público, pero no lo hizo. Por otra parte, si bien el CCT en su discurso plantea el derecho que trabajadoras y trabajadores tienen de registrar a sus cónyuges o concubinas/os como derechohabientes de los servicios médicos, en los hechos existen diversas restricciones que en el caso de los trabajadores varones obstaculizan el registro de sus parejas mujeres y en el caso de las trabajadoras mujeres, impiden por completo el registro de sus parejas varones. Incluso el sindicato ha privado del derecho a prestaciones como becas de colegiatura a los hijastros e hijastras dependientes económicos de trabajadores.

8– Desde los años 90 del siglo XX en adelante, la UANL ha seguido un camino de privatización neoliberal, elitismo y exclusión de miles de jóvenes con derecho a estudiar, bajo la máscara de la calidad y la excelencia. Las cuotas de rectoría y de las preparatorias y facultades siguen un proceso vertiginoso de aumentos periódicos con la inflación como si se tratara de productos mercantiles y no de un derecho básico como la educación.

9– Además, en la UANL no existe un mínimo de transparencia en la contratación de docentes, sobre todo en el caso de los de tiempo completo. Tampoco existe ninguna claridad en el ascenso en el escalafón docente o administrativo, ya que depende por completo de la discrecionalidad de la autoridad en turno. El STUANL jamás ha pugnado porque las plazas de tiempo completo se asignen por concursos de oposición abiertos y transparentes, empezando con la operación autónoma de verdaderos consejos académicos. Así mismo, se sigue reproduciendo una visión endogámica de las facultades que sólo brindan oportunidades laborales para sus egresados o cuando mucho para graduados de la propia Universidad, con lo que se pierde la oportunidad de contar con la visión y metodología de profesores de otras universidades de prestigio. Por otra parte, no existen reglas claras en la asignación de presupuestos para la investigación y descargas académicas para incentivarla; en la mayoría de las escuelas aun los profesores de planta y pertenecientes al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) deben cubrir 20 horas semanales frente a grupo, lo cual vuelve una proeza mantenerse dignamente en la carrera de investigador. A este clima de opacidad, discrecionalidad y autoritarismo burocrático, el STUANL jamás opuso resistencia alguna; al contrario, sigue reproduciendo su papel de cómplice histórico del estado lamentable actual en la UANL.

10– Por último, el clima de opacidad y discrecionalidad administrativa se engrana con un clima de autoritarismo político y represión de las libertades básicas que tiene su expresión más desafortunada en el control ejercido por las autoridades universitarias en la elección de representantes y en las formas de participación de los estudiantes universitarios en la política interna de la universidad. Así como los directores de preparatorias y facultades de la UANL designan de forma abusiva a los delegados o representantes sindicales, así también intervienen de manera antidemocrática en los procesos de elección estudiantiles e intentan manipular a los representantes electos para que convaliden sus políticas y se conviertan en sus correas de transmisión entre el alumnado. De esta forma se cercena el derecho de participación política de los estudiantes y se los condena a seguir viviendo una minoría de edad artificial.

Por estas razones es que hacemos un llamado a votar NO en la elección de ratificación del Contrato Colectivo de Trabajo que hasta ahora la UANL detenta a trasmano y mediante la manipulación y obsecuencia perruna del STUANL, que hace años ha dejado de ser un sindicato genuino y que no representa a las trabajadoras y los trabajadores de la UANL. Votar por el NO permitiría renegociar un CCT abusivo y dañino para los trabajadores y comenzar el largo camino de transformación que requiere la Universidad Autónoma de Nuevo León. El destino no nos tiene marcados; podemos cambiar la historia. Votemos por el NO. Votemos por la justicia laboral, por el colectivo, por nosotros, nosotras, por todos, por todas.

Hacemos un llamado a todas aquellas profesoras y profesores, trabajadoras y trabajadores administrativos que simpaticen con este manifiesto a circularlo, publicarlo y divulgarlo por los medios que consideren pertinentes.

 

Tesis 11

Crítica Universitaria