
Los estragos sociales, económicos y de salud que está causando la pandemia del coronavirus en nuestro país vuelve aún más relevante el reflexionar acerca de la función de la universidad y específicamente sobre su papel para enfrentar las severas alteraciones sociales generadas por la globalización neoliberal en el país y en nuestro estado. Tomando prestada la idea de Sergio Zermeño, nos interrogamos: ¿cómo evitar (o cómo frenar) que la UANL se convierta en una isla bonita en medio de la degradación social, pobreza creciente y violencia generalizada en el estado? Repasemos algunos aspectos sustantivos del actual entorno social degradado en Nuevo León.
1.- Violencias del patio trasero. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) en los primeros tres meses del 2020, la ciudad de Monterrey ocupó el primer lugar con el mayor número de feminicidios en el país. Por si fuera poco, el reporte de la SNSP informa que además el estado se ubica a la cabeza con el mayor número de llamadas de emergencia al 911 a nivel nacional por casos de abuso sexual y por violación. El abuso sexual sumó 252 llamadas en el primer trimestre de este año. La violación acumuló 177 llamadas. Además, el estado ocupa el segundo lugar en llamadas de emergencia por violencia de género con 6 mil 366 casos, y en violencia familiar, con 18 mil 605 casos, un promedio de más de 200 al día. Además, 896 reportes por incidentes de violencia contra la mujer y 157 por hostigamiento sexual.
2.- Violencia criminal. Las disputas entre los grupos del crimen organizado por el control del mercado de las drogas, del secuestro y la extorsión en el estado de Nuevo León generaron un incremento en la tasa de homicidios de este tipo nunca antes vista en el curso de vida de la entidad reynera. Datos de la presidencia de la República apuntan que en el Área Metropolitana de Monterrey (AMM) se presentó un incremento exponencial de los homicidios presumiblemente atribuidos al crimen organizado. Los homicidios pasaron de 112 en el 2009 a 620 en el 2010, es decir, un incremento del 454 por ciento. En el 2011 se presentaron 789 y para el 2012 fueron 727 homicidios. Según Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos en Nuevo León (FUNDEN) en la última década, 2010 a 2019, la violencia criminal dejó 7 mil personas asesinadas en el estado. También contabilizan 4572 desaparecidos y 1100 feminicidios.
Pobreza laboral. Si bien Nuevo León está mejor ubicado que otras entidades en materia de pobreza laboral, datos del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) apuntan que el porcentaje de personas en el estado con ingreso laboral inferior al coste de la canta básica fue del orden del 18.6 por ciento en el primer trimestre del 2020. En Nuevo León, en números absolutos, en 2018, fueron identificadas como pobres 773 mil personas.
Ante este entorno social devastado las autoridades universitarias de la UANL deben de responder de manera más decidida a los problemas que preocupan a la sociedad. Sin descuidar sus esfuerzos innovadores en las fronteras científicas y tecnológicas globales, la universidad tiene que profundizar mucho más en saberes muy ligados a los problemas de la exclusión, la precariedad, la violencia, la prevención del delito, la salud reproductiva.
En esta tarea, las facultades de Ciencias Sociales y Humanidades de la UANL deben de desempeñar un papel más relevante para enfrentar los problemas que angustian a la sociedad. Por su gran contribución a la discusión y generación de conocimiento teórico y conceptual sobre el ser humano y la cultura, son áreas medulares en la UANL. Los tiempos y la sociedad requieren que generen no sólo aportaciones en lo académico y en la investigación básica, sino que también sean catalizadoras para mejorar la calidad de vida y bienestar social de la sociedad neoleonesa.
Gracias a la vocación y compromiso de sus egresados con el mejoramiento de la calidad de vida, las facultades de Ciencias Sociales y Humanidades han establecido relaciones significativas con diferentes sectores sociales, económicos y culturales. Es una realidad que hay gran capacidad de talento y de empeño para generar soluciones alternativas de impacto social en las comunidades, y con ello contribuir a la inclusión y el fomento del desarrollo social, humano y comunitario.
¿Qué proponemos? Sin caer en asistencialismos, generar, desde las Ciencias Sociales y Humanidades, soluciones alternativas de impacto social en las comunidades urbanas y rurales (otras formas de organización y de producción social y económica), propiciando en ellas la inclusión y el fomento del desarrollo social, humano y comunitario. Lo cual se puede materializar mediante proyectos específicos como Educación para la convivencia social (Prevención de la violencia escolar; Promoción de la participación comunitaria; Educación técnica y vinculación laboral para los jóvenes desertores); Emprendimientos socioeconómicos (Generación de economía social); Desarrollo sustentable y cuidado del medio ambiente. Proyectos basados en principios fundamentales como la solidaridad, inclusión social, cooperación y equilibrio medioambiental.
Son tiempos de dejar de parecer una isla bonita en medio de la degradación social (exclusión, desigualdad, violencias). La UANL no pudo responder a la pandemia de la violencia criminal, tampoco sus autoridades parecen estar dispuestas a enfrentar los estragos sociales de la pandemia del coronavirus.
La UANL es el espacio natural al que la sociedad recurre para buscar respuestas a los problemas que le inquietan y generan angustias. ¿A quién más pueden recurrir?; ¿A las universidades privadas? No, por mucho prestigio que tengan, es la universidad pública la que cuenta con el ethos social y los saberes universitarios para enfrentar las grandes pandemias sociales del siglo.
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