Recientemente las autoridades de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) hicieron notar su fortaleza en el área de investigación dando a conocer sus capacidades científicas. Se refiere a que en cinco años duplicó el número de investigadores reconocidos por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) dentro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI): en 2015 se contaba con 580 miembros, para el 2020 la cifra llegó a 990 investigadores en sus diferentes niveles. Además, resaltó que los investigadores trabajan en sus 40 Centros de Investigación ubicados en sus facultades e institutos. Este potencial adquiere mayor relevancia si se toma en cuenta que la UANL se ubica entre las primeras cinco universidades del país, públicas o privadas, con más investigadores en el SNI. [1]

Sin embargo hay más dudas que respuestas acerca del potencial científico de la UANL, por lo que conviene volver a reflexionar en torno a dos preguntas que en este blog y en otros espacios nos hemos planteado. La primera es acerca de qué tipo de conocimiento genera hoy la UANL y la segunda sobre el lugar que ocupan las Ciencias Sociales en la investigación universitaria. Preguntas difíciles de responder porque requieren de una ardua investigación, por lo que por el momento y para este espacio solamente nos limitamos a hacer inferencias a partir de información pública disponible.

¿Qué tipo de conocimiento genera hoy la UANL?

Lo que conocemos es lo que ha informado Conacyt para el caso nacional. María Elena Álvarez-Buylla, su actual directora, detectó que la anterior administración del Conacyt transfirió directamente 35 mil millones de pesos a empresas privadas para la investigación. También conocemos a través de colegas universitarios que buena parte de los saberes de los investigadores de la UANL están fuertemente vinculados a resolver problemas tecnológicos y productivos de empresas transnacionales ubicadas en la ciudad. Por lo que es imperante que las autoridades universitarias informen acerca de qué patentes produce y, si las produce, cuál es el sentido de esas patentes. La experiencia nacional nos dice que las patentes estarán destinadas a fugarse en caso de que muestren alguna utilidad. Y en el peor de los casos, salvo casos honrosos, tenemos una ciencia que no innova, dedicada a replicar investigaciones internacionales.

¿Cuál es el lugar de las Ciencias Sociales en la investigación universitaria?

La debilidad de la investigación es notoria en las Ciencias Sociales con respecto a otras áreas de conocimiento. De los 40 Centros de Investigación que pregona contar la UANL, solamente dos corresponden a lo que podemos llamar Ciencias Sociales: el Instituto de Investigaciones Sociales (IInso) y el Centro de Investigaciones Económicas de la Facultad de Economía. Éste último fundado el 1960 y el primero creado en el 2001.

En las últimas dos décadas de gran conmoción social, económica y de salud que ha dejado a la sociedad neolonesa desintegrada (criminalidad, pobreza, violencias y pandemia), no obstante, en la UANL no se ha creado ninguna iniciativa institucional universitaria para enfrentar los problemas de salud social de la sociedad.

Por otro lado, el número de investigadores pertenecientes al SNI en la categoría de Ciencias Sociales es de 137, es decir, mucho menos de una cuarta parte de los investigadores que cuenta la UANL en el sistema Conacyt. Pero, si además tomamos como ejemplo solamente las facultades e institutos más representativos de las Ciencias Sociales la debilidad es más evidente. Si sumamos los investigadores de la Facultad de Filosofía y Letras (4) -la más importante del noreste del país-; Facultad de Trabajo Social (13) Facultad de Economía (14); Facultad de Ciencias Políticas (18) y el Instituto de Investigaciones Sociales (6), el número de investigadores se reduce a 55.[2] La inmensa mayoría se ubica en el nivel 1 del SNI, tan solo dos investigadores se encuentran en el nivel III del sistema.

Los últimos premios a la investigación UANL en Ciencias Sociales se han otorgado a estudios que privilegian la dimensión económica de la vida social. Los premios otorgados fueron: Demanda agregada y desigualdad regional por género en México (2020); Intervención cambiaria en México y su impacto en la incertidumbre: aplicación en el mercado peso-dólar (2019); El entorno de pobreza y la condición de inactividad en los jóvenes del área metropolitana de Monterrey (2018); Red de políticas públicas de radiodifusión y telecomunicaciones en México para la negociación de las leyes de 2006 y 2014 (2016); Jerarquía espacial de la pobreza. Propuesta de un procedimiento nuevo y estudio de caso para México (2015).[3] Al parecer, para las autoridades universitarias toda conducta es una conducta económica y todos los aspectos de la vida se enmarcan y se miden en términos económicos. Es decir, solamente tenemos una dimensión, la dimensión económica.

Los retos para el fortalecimiento de la investigación en Ciencias Sociales en la UANL se deben de afrontar desde diferentes frentes: Creación de nuevos centros e institutos de investigación. Rediseño de las licenciaturas buscando balancear la carga docente con la investigación lo que significaría un cambio cualitativo en la identidad de las facultades. Finalmente, repensar la práctica científica de los investigadores enfocándola a resolver problemas de la gente, de la comunidad.

Es urgente que las autoridades universitarias terminen por entender que la sociedad demanda una UANL que atienda los problemas sociales que le angustian. Que abandone el pensamiento neoliberal del “Homo Economicus” Asimismo, que la futura generación de científicos universitarios se deslinde de las prácticas inmersas en las fronteras del saber y de la técnica que no guarden ninguna relación con las necesidades sociales de nuestro entorno.

 

[1]https://puntou.uanl.mx/uanl-transforma/llega-uanl-a-casi-mil-investigadores-sni/?fbclid=IwAR0e2A1mvNJVB2IrIDu9Ckzug2RjoODTqO1B96Oj8-36FfPE5vBMZriImkg

[2] https://www.uanl.mx/investigadores/

[3] El premio a la investigación 2017 fue declarado desierto.